Me da vergüenza repetírtelo una y otra vez, pero me queda imposible intentarlo.
Han sido muchos intentos; hacen parte del mundo de mis desvelos. No sé cuantos han sido, pero sí sé que han ocupado buena parte de mi mundo y de mi vida. Hoy, luego de sumergirme en el sopor inclemente de la tierra de nuestros suspiros, he decidido no intentarlo nunca más. Espero que me acompañes en la otra escalada virtual del resto de mis días.
Son las dos de la tarde y no te avise que viajaba porque pensé que no sabiéndolo, estarías más a salvo de algún estremecimiento sórdido propio de mis visitas; después te cuento sobre Granada, pero ahora lo único que quiero contarte es la otra forma del otro intento.
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